jueves, 26 de diciembre de 2013

El Gran Buda de Tian Tan (Hong Kong)

El Buda más grande del mundo, así es conocido el impresionante Buda formado por un total de 202 piezas de bronce que podemos encontrar en la isla de Lantau, Hong Kong. Con un peso de 250 toneladas, y un altura de 34 metros, el Buda de Tian Tan se ubica en la cima de una enorme plataforma de tres pisos atravesada por 268 escalones que deberán subir todos aquellos que desean contemplar de cerca la grandiosidad de esta enorme escultura.

El Gran Buda Tian Tan muestra un semblante tranquilo y solemne. Aparece sentado sobre una flor de loto, en honor a la unión del hombre con la naturaleza. Su mano derecha elevada, como si se tratara de un saludo, simboliza la eliminación del dolor y el sufrimiento del hombre. Su mano izquierda descansa en su regazo, como símbolo de compasión hacia la humanidad y la felicidad eterna. A su alrededor seis figuras Bodhisattvas de bronce conocidas como "la ofrenda de los Seis Devas"  le entregan ofrendas de ungüentos, incienso, fruta, lámparas, flores y música, las cuáles simbolizan la moral, la caridad, la paciencia, el celo, la meditación y la sabiduría.

Ubicada cerca del monasterio de Po Lin, se ha convertido en un uno de los principales centros del budismo. En su interior alberga una exposición permanente con varias salas repartidas en 3 pisos: la Sala del Universo, la Sala del Mérito Benevolente y la Sala del Recuerdo. Dentro de la exposición los visitantes podrán contemplar una reliquia que contiene restos de Buda, eso sí,  siempre y cuando adquieran una ofrenda que deberán dejar en el interior. 

Una enorme campana tallada con imágenes e inscripciones de Buda suena cada siete minutos un total de 108 veces al día, simbolizando lo que en el budismo se conoce como los "108 problemas de la humanidad".

El gran Buda de Tian Tan es una de las cinco esculturas dedicadas al dios más importantes de China, sin embargo éste cuenta con una particularidad que lo diferencia de los demás, y es que es el único de los cinco que mira al norte, pues los demás Budas miran hacia el sur. 

Y así, a los pies del gran Buda, observando una naturaleza que parce no tener horizonte, en un entorno de colinas ondulantes y brisa con olor a incienso, parece hacerse presente la magia de la espiritualidad, la meditación y la auténtica paz interior.








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