jueves, 8 de agosto de 2013

Los gigante silenciosos de los Urales. (Rusia)

Ubicados al norte de los montes Urales, en la República de Komi, grandiosas como si de auténticos gigantes de piedra se tratase, se alza uno de los legados geológicos más importantes de nuestro planeta. Se trata de siete estatuas de piedra de enormes dimensiones (entre 30 y 40 metros de altura) que cuentan con más de 200 millones de años de historia, y cuya forma se debe a la erosión provocada por la nieve, el viento y la lluvia.

Este lugar conocido con el nombre de Man-Pupu-Nyor (pequeña montaña de los dioses) fue en su día una enorme montaña que con el paso del tiempo se ha transformado en estos enormes tótems rocosos de gran espectacularidad por sus dimensiones, sus formas y como no, por su mágica leyenda...

Se cuenta que hace millones de año habitaban en los inmensos bosques de los Urales una tribu de hombres fuertes y veloces llamados Mansi. El líder de esta tribu, Kuuschay tenía un hijo y una hija, esta última conocida por su gran belleza era objeto de deseo del gigante Torev quien pidió su mano a Kuuschay. Este último se negó a entregarle a su hija, y el gigante Torev enfurecido llamó a sus hermanos gigantes dispuesto a vengarse y a llevarse a su hija por la fuerza.

El hijo de Kuuscahy, Pygruchum, conocido por su valentía y sus artes en la batalla salió a la montaña a cazar, momento que el gigante Tolev junto a sus hermano aprovechó para asediar el poblado de la tribu Mansi. Tras una noche de largos asedios una enorme tormenta seguida de una densa niebla cubrió las murallas del poblado permitiendo que sus habitantes escaparan hacia las montañas más cercanas. Cuando los rayos de un nuevo amanecer disipaban la espesa niebla, a través de las nubes apareció el valiente guerrero Pygruchum portando un escudo y una espada, regalo de los espíritus que habitaban en una montaña sagrada. Con la punta de su espada mirando al sol, Pysgruchum  lanzó un potente haz de luz hacia los ojos del gigante Tolev. Este haz de luz se transformó en una enorme cúpula que cubrió por completo a los gigantes y al mismo Pyschugrum. De repente sonó un ruido ensordecedor y se hizo la oscuridad...

 Tanto los gigantes como el joven guerrero se habían convertido en piedra, y desde ese momento imponentes, vigilando los Urales desde la cima, se encuentran  seis enorme rocas que representan a los gigantes, y un poco más alejada la séptima roca, representada por el guerrero Pyschugrum que gracias a su coraje y valentía consiguió acabar con los gigantes sacrificando su vida y su destino.

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