viernes, 19 de julio de 2013

Unas piedras con vida propia, Sliding Rocks. Valle de la Muerte (California)

Las Sliding Rocks, también conocidas como piedras deslizantes, es uno de esos fenómenos en los que la naturaleza parece cobrar vida en mitad de la nada, y es que la historia de estas piedras sigue siendo hoy día un enigma con pocos argumentos probatorios que respondan al porqué del movimiento de estas rocas.

El Valle de la Muerte, es un lugar desértico situado en Estados Unidos, y es uno de los sitios más áridos y secos del planeta. Las Sliding Rocks aparecen en Racetrack Beach, una zona en la cual las lluvias son muy escasas por lo que la superficie está cubierta de una especie de lodo seco agrietado donde no está permitida la presencia humana, debido a que las huellas tanto de personas como de animales degradarían la zona.

El misterio de estas piedras reptantes ha atraído a numerosos científicos con el fin de buscarle una explicación razonable, pero a día de hoy aun no hay nada concluyente. La cuestión es que las piedras, algunas de las cuales pueden alcanzar 35 kilos de peso, se desplazan como movidas por una mano invisible a una velocidad de 8 km/h formando surcos, caminos rectos, líneas curvadas que se cruzan... a distancias que pueden ir de 5 centímetros a más de 300 metros. 

Los numerosos estudios que se llevan a cabo en la zona han permitido identificar a cada una de las piedras que habitan en este lugar con el fin de analizar los movimientos de cada una de ellas. Hay piedras que llevan inmóviles mucho tiempo, otras se han desplazado varios metros e incluso se han dado la vuelta cambiando la forma del surco que van dejando tras de sí. El caso más curioso de todos fue el de la desaparición de una roca de más de 200 kilos que apareció mucho tiempo después en la parte totalmente opuesta de la playa.

La mano del hombre como causante de estos movimientos está descartada y las teorías que han pretendido demostrar este fenómeno siguen dejando muchas dudas en el aire. Se trata de otro enigma más que la Tierra nos regala.





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